El bloqueo en las comunicaciones:
Ciertas actitudes pueden hacer que los demás no nos escuchen o dificulten una comunicación fluidas. Algunas expresiones verbales que bloquean la comunicación interpersonal son:
- Ser socarrones.
- Gritar.
- Mentir, exagerar.
- Murmurar o chismorrear.
- Contradecirse.
- Interrumpir constantemente.
- Estar a la defensiva.
- Generalizar con frecuencia.
- Hablar sin argumentos.
También las conductas no verbales entorpecen las buenas comunicaciones:
- El nerviosismo o la timidez
- Los silencios prolongados.
- Mostrar aburrimiento.
- El mal aliento (halitosis).
- La transpiración excesiva o el sudor de manos (hiperhidrosis).
- La imagen personal descuidada (ropa, peinado...).
- El sueño, la fatiga...
Comunicación y «feed-back»:
El «feed-back» se puede traducir como «retroalimentación», y sirve de ayuda en el cambio de conducta en las comunicaciones interpersonales, ya que en este proceso de envío y recepción de mensajes se produce una reducción de su contenido.
Tenemos la posibilidad de informar de manera verbal (con preguntas) o no verbal (con gestos y miradas)a nuestro interlocutor sobre lo qué percibimos de su comunicación para que éste pueda comparar lo que quiso decir con lo que realmente hemos percibido. Así, el «feed-back» como mecanismo correctivo, permite señalar (no evaluar) al interlocutor sobre lo que estamos deduciendo de su mensaje; pero el emisor también podría preguntar al receptor qué es lo que está entendiendo.
La expresión del rostro o la postura corporal también indican lo que pueden sentir tanto el emisor como el receptor: Apatía, aburrimiento, desinterés, aprobación, disgusto, desaprobación, interés...
El compromiso de la comunicación:
Las comunicaciones habituales se mueven en el espacio de las «relaciones secundarias», es decir, de un tipo de relaciones que se da entre personajes y no entre personas. Todos procuramos ocultar nuestra intimidad como un mecanismo de defensa para evitar que otros se puedan adentrar en nuestro mundo íntimo (valores, deseos, sentimientos, vivencias...). Es el miedo al compromiso que la comunicación puede exigirnos. Podemos hablar entonces de tres niveles en la comunicación:
- Nivel neutro: Se da en el desempeño de roles y funciones (profesor, padre, vendedor...).
- Nivel exterior de la personalidad: Ocurre cuando nos comunicamos sobre aspectos de nuestro entorno exterior que no suponen para nosotros ningún riesgo (hablar sobre el tiempo, el fútbol, la moda...). A este nivel, los chistes sirven para evitar la manifestación interior y situarse a un nivel superficial.
- Niveles interiores: Suponen la manifestación de nuestra intimidad y pueden ser de menor o mayor profundidad:
a) La periferia de nuestra intimidad: Gustos, intereses, experiencia de trabajo, amistades, familia...
b) El centro de la intimidad o el mundo de las vivencias:
- Sentimientos y emociones.
- Valores: Cómo valoramos el mundo y las personas, nuestra jerarquía de valores.
- Las experiencias vitales: Deseos, esperanzas, éxitos, fracasos...
- Posiciones ante la vida y actitudes que definen nuestra personalidad.
Ciertas actitudes pueden hacer que los demás no nos escuchen o dificulten una comunicación fluidas. Algunas expresiones verbales que bloquean la comunicación interpersonal son:
- Ser socarrones.
- Gritar.
- Mentir, exagerar.
- Murmurar o chismorrear.
- Contradecirse.
- Interrumpir constantemente.
- Estar a la defensiva.
- Generalizar con frecuencia.
- Hablar sin argumentos.
También las conductas no verbales entorpecen las buenas comunicaciones:
- El nerviosismo o la timidez
- Los silencios prolongados.
- Mostrar aburrimiento.
- El mal aliento (halitosis).
- La transpiración excesiva o el sudor de manos (hiperhidrosis).
- La imagen personal descuidada (ropa, peinado...).
- El sueño, la fatiga...
Comunicación y «feed-back»:
El «feed-back» se puede traducir como «retroalimentación», y sirve de ayuda en el cambio de conducta en las comunicaciones interpersonales, ya que en este proceso de envío y recepción de mensajes se produce una reducción de su contenido.
Tenemos la posibilidad de informar de manera verbal (con preguntas) o no verbal (con gestos y miradas)a nuestro interlocutor sobre lo qué percibimos de su comunicación para que éste pueda comparar lo que quiso decir con lo que realmente hemos percibido. Así, el «feed-back» como mecanismo correctivo, permite señalar (no evaluar) al interlocutor sobre lo que estamos deduciendo de su mensaje; pero el emisor también podría preguntar al receptor qué es lo que está entendiendo.
La expresión del rostro o la postura corporal también indican lo que pueden sentir tanto el emisor como el receptor: Apatía, aburrimiento, desinterés, aprobación, disgusto, desaprobación, interés...
El compromiso de la comunicación:
Las comunicaciones habituales se mueven en el espacio de las «relaciones secundarias», es decir, de un tipo de relaciones que se da entre personajes y no entre personas. Todos procuramos ocultar nuestra intimidad como un mecanismo de defensa para evitar que otros se puedan adentrar en nuestro mundo íntimo (valores, deseos, sentimientos, vivencias...). Es el miedo al compromiso que la comunicación puede exigirnos. Podemos hablar entonces de tres niveles en la comunicación:
- Nivel neutro: Se da en el desempeño de roles y funciones (profesor, padre, vendedor...).
- Nivel exterior de la personalidad: Ocurre cuando nos comunicamos sobre aspectos de nuestro entorno exterior que no suponen para nosotros ningún riesgo (hablar sobre el tiempo, el fútbol, la moda...). A este nivel, los chistes sirven para evitar la manifestación interior y situarse a un nivel superficial.
- Niveles interiores: Suponen la manifestación de nuestra intimidad y pueden ser de menor o mayor profundidad:
a) La periferia de nuestra intimidad: Gustos, intereses, experiencia de trabajo, amistades, familia...
b) El centro de la intimidad o el mundo de las vivencias:
- Sentimientos y emociones.
- Valores: Cómo valoramos el mundo y las personas, nuestra jerarquía de valores.
- Las experiencias vitales: Deseos, esperanzas, éxitos, fracasos...
- Posiciones ante la vida y actitudes que definen nuestra personalidad.