Nos fijaremos con mayor atención en este servicio, tanto por la cercanía que tiene al barrio como por el contacto que puede mantener el Educador de Calle a diario con este tipo de centros.
Muchos Clubs o Centros de Tiempo Libre nacieron a partir de experiencias de Colonias y Campamentos, creados al amparo de parroquias sobre todo, al objeto de continuar con la labor iniciada en éstas y que tenían continuidad a lo largo del año.
En un principio, en las Colonias y después en los Centros de Tiempo Libre, la educación en el tiempo libre se planteó unos objetivos de suplencia en algunos aspectos olvidados en el mundo escolar -expresión corporal, plástica, música, etc.-. Así nacían los «talleres» como actividad propia de las Colonias y Clubs.
ESTRUCTURA Y OBJETIVOS
El Centro de Tiempo Libre -C.T.L.- es una institución abierta, con sentido comunitario, generador de iniciativas. Se programa teniendo en cuenta a los niños, a los padres, al vecindario... dentro de una perspectiva sociocomunitaria y que va más allá de los usuarios directos. Se busca la implicación de niños, adultos y educadores en un programa de acción social donde el uso correcto del tiempo libre no es el único motivo de la existencia del Centro, sino que existen otros objetivos a tener en cuenta, tales como:
1. Darse a conocer como un servicio público
2. Recuperar la calle para los chavales
3. Humanizar el barrio
4. Aprovechamiento de los recursos del entorno
5. Integración de grupos marginales
6. Acercar el Centro a los chavales, y viceversa.
El C.T.L. es una entidad educativa, el marco donde niños, padres y Educadores comparten un proyecto educativo, donde todos son destinatarios y productores según su esfuerzo, participación y compromiso; cuya finalidad no es otra que crear ciudadanos más humanos, más felices:
- Educando a niños, niñas y jóvenes;
- potenciando las actitudes solidarias, críticas, comprometidas;
- trabajando por una sociedad más participativa y democrática;
- estando atentos a posibles carencias -económicas, sociales, afectivas...-;
- respetando los derechos humanos, el medio ambiente, la paz...
1. Darse a conocer:
El C.T.L. se constituye como un servicio público, ya sea financiado con recursos propios, subvenciones o convenios. Por lo tanto, se trata de un recurso a disposición de los ciudadanos, que deben conocer y utilizar. Deben saber, así mismo, que los Educadores, con su experiencia y vocación, ofrecen un modelo que ayuda a niños y jóvenes a desarrollarse plenamente.
2. Recuperar la calle para los chavales:
Hoy se ve la calle como un espacio de consumo, peligro y contaminación, carente de poder de socialización, con una fuerte carga de estigmatización, donde se comercializa con sustancias, personas y bienes en un ambiente marginal. Sin embargo es el lugar donde se dan cita niños y adultos, ya sea para el ocio, el juego o la diversión; aun a pesar de los inconvenientes que tiene para los más pequeños -escasez de parques y zonas de recreo, aglomeración urbanística, etc.-. La calle debe recuperar el ambiente festivo y lúdico, con sentido de gratuidad, donde la convivencia sea posible, sin conflictos y sin miedos.
3. Humanizar el barrio:
El entorno social donde nos solemos mover ha sufrido un rápido crecimiento humano y urbanístico, con viviendas reducidas, barreras arquitectónicas, con la pérdida cultural y la ausencia de tradiciones colectivas, problemas de integración, faltas de equipamiento, conductas conflictivas, tensiones en los barrios con deficiencias, etc. Por eso los Educadores deben aprovechar el tiempo libre para realizar actividades de asociación, de descubrimiento o de comunicación, aunque la «libertad» de ese «tercer tiempo» quede condicionada muchas veces por la sociedad de consumo, tan altamente potenciada por la televisión y otros medios de comunicación de masas.
Desde el C.T.L. el tiempo de ocio tiene unas posibilidades educativas que predispone a que sea un tiempo liberador que repercuta en la forma de vida de las personas, desarrollándose una nueva conciencia y distintos valores y actitudes:
- de interés y compromiso,
- de coherencia,
- de honradez y autenticidad,
- de capacidad para el compromiso,
- de respeto y tolerancia,
- de solidaridad...
A través de la educación que se desarrolla en el C.T.L. la persona crece, evoluciona y madura, desarrollando sus capacidades, asimilando sus experiencias, valorándose y aprendiendo a relacionarse con el medio que intenta transformar para que sea más humano y más habitable.
4. Aprovechamiento de los recursos del entorno:
La ciudad nos ofrece recursos a veces infrautilizados, cometiendo el error de generar otros nuevos por desconocimiento o en un afán de competitividad. No podemos vendar los ojos a los chavales, ofreciéndoles como única alternativa nuestro C.T.L. Educar en libertad significa poner a su alcance -informando, acompañando- todo el abanico de oportunidades a las que pueden acceder: pabellones deportivos, centros sociales y culturales, asociaciones, casas de juventud, centros de formación, ludotecas, oficinas de información, campamentos...
5. Integración de grupos marginales:
Es necesario abrir el C.T.L. a sectores de población infantil marginados y en barriadas donde más necesidades se hayan detectado. Habrá que ir a su encuentro cuando se autoexcluyen o desconocen el servicio. Son esos niños que tienen como ocupación principal pasar el día en la calle, situación ligada o consecuencia de la no escolarización y de dificultades familiares; problemática agravada a menudo por conductas asociales delictivas o predelictivas.
La educación en el tiempo libre en esos barrios «difíciles», en un primer momento, no puede seguir los modelos comunes. La acción pedagógica con los chavales mas desasistidos ha de transcurrir por las vías que le son propias, por la vía de sus intereses. Intereses que, evidentemente, no son innatos, sino fruto de los condicionamientos, pero que son reales y a veces el único motivo que es capaz de movilizarlos y hacerles participar.
Nuestra acción pedagógica podría centrarse en la intervención sobre su actividad habitual para introducir en ella elementos de contraste que le permitan un progresivo acceso a la autonomía respecto de aquello que les impone el modelo social -ídolos, publicidad, entorno...- Se trataría de ir poniendo a su alcance la organización y la gestión de aquello que quieren hacer; y ésto sólo se conseguirá con la acción pedagógica del Educador, quien le ayudará a crear el marco de referencia para la elaboración de los conflictos dentro del grupo y en el exterior, haciéndolo progresar hacia la integración.
6. Acercar el Centro a los chavales, y viceversa:
Existen niños que nunca acudirán a un Centro de Tiempo Libre porque creen que no es para ellos o «no va con ellos», prefiriendo estar en la calle con los compañeros. Un programa de acción en un barrio donde se vaya a crear un Centro debe tener en cuenta a estos otros chavales y ofrecer, al mismo tiempo, un servicio dirigido a ellos. Este plan de trabajo-acción debe seguir unos pasos bien delimitados y precisos:
1º Analizar la zona de actuación:
- Características sociales, urbanísticas...
- Recursos disponibles.
- Problemática detectada, carencias, necesidades...
2º Contacto con los chavales en su medio por parte de los Educadores de Calle:
- Acercamiento a los chavales que poseen dificultades o carencias.
- Aprovechar las posibilidades que ofrece la calle como recurso educativo alternativo.
3º Diálogo informal con los chavales. Ir conociendo sus demandas y recogerlas en el Diario o fichas:
- Relacionarse como una figura adulta positiva.
- Detectar intereses y necesidades.
- Sembrar inquietud, motivar, incidir en la resolución de conflictos.
- Favorecer procesos de socialización positiva.
4º Contacto personalizado con los chavales para:
- Conocer sus necesidades personales, dificultades...
- Que se sientan aceptados, escuchados.
- Aumentar su autoestima y autoconcepto.
5º Derivar sus propuestas -necesidades- hacia los recursos más apropiados, haciendo el Educador de intermediario entre el chaval y los recursos.
6º Seguir trabajando para que:
- La comunidad se sensibilice e implique más en la problemática de estos chavales.
- Los líderes de grupo y los agentes sociales apoyen la tarea del Educador.
LOS OBJETIVOS EDUCATIVOS
Los objetivos educativos tienen que ser alcanzables, determinándolos para cada edad, pero de manera coordinada con los de otras edades. En cada periodo o curso habrá que evaluarlos y realizar los ajustes oportunos.
Los «objetivos educativos» tienen como misión determinar con la máxima precisión posible la conducta a asumir por parte de los chavales después de un proceso educativo. Por ejemplo, y en cuanto a la convivencia:
- Que no resuelvan sus diferencias con peleas, sino con el diálogo.
- Que hablen sin insultar o gritando.
- Que respetan las cosas y las personas, etc.
En cuanto a la valoración personal:
- Que sepan expresarse con lenguaje oral o gestual.
- Que sepan valorar su propio esfuerzo y el de los demás.
- Que valoren la limpieza, la higiene y el orden.
- Que valoren lo que tienen y lo que son.
- Que acepten la crítica y la libertad personal.
En cuanto a la integración:
- Que conozcan el barrio y sus recursos y sepan utilizarlos.
- Que participen en las actividades del barrio.
- Que conozcan a las personas que trabajan por el barrio.
Para cada ámbito que queramos potenciar de la persona, formularemos tres o cuatros objetivos:
- Ámbito psicomotriz:
- hábitos,
- habilidades,
- destrezas.
- Ámbito intelectual:
- información,
- compresión,
- generalización.
- Ámbito afectivo:
- intereses,
- actitudes,
- valores.
LOS MONITORES Y EDUCADORES
Gente preparada, con experiencia y vocación por su labor es el mejor equipo humano para que el C.T.L. funcione con estabilidad. Es bueno contar con Educadores remunerados junto con otros voluntarios que se plantean una dedicación durante una etapa concreta y que se beneficiarán de la acción formativa de los más veteranos. En el propio barrio podemos captar jóvenes entusiastas que, tras un periodo de formación, dediquen parte de su tiempo libre a trabajar en un proyecto común. Los voluntarios, profesionales y colaboradores pondrán en común sus experiencias, ideas y proyectos: se aprende participando.
EL MODELO DE CENTRO
Será importante hacer una definición del modelo institucional en el que desarrollamos nuestra actividad, y que contemplará los siguientes aspectos:
- Funciones del Centro.
- Funcionamiento del Centro: talleres, secciones, grupos...
- Días y horas de funcionamiento.
- Estructura del calendario mensual, trimestral o anual.
- Formas de participación: socios, actividades abiertas, secciones...
- Destinatarios y características: edad, formas de admisión, límites.
LAS CONDICIONES DE TRABAJO
Estas condiciones van a estar regidas por las posibilidades presupuestarias, la disponibilidad de locales y el equipamiento; pero el factor quizá más importante el equipo humano, los Monitores y Educadores disponibles, su posible dedicación, su experiencia, etc.
La normativa vigente y la burocracia también van a condicionar la marcha del Centro:
- en cuanto a su legalización;
- en cuanto a las subvenciones -proyectos, memorias, justificaciones...-;
- en cuanto a salidas, viajes, campamentos, etc.;
- en cuanto a otros posibles aspectos -sanitarios, permisos, seguros...-.
LAS ACTIVIDADES
Las actividades susceptibles de ser integradas en el proyecto del C.T.L. son todas aquellas que el joven realiza en su tiempo libre u otras que puedan responder a sus intereses o aficiones: de expresión, culturales, deportivas, sociales, de naturaleza, aventura, comunicación, etc. Aunque la actividad no es un fin en sí mismo, sino un medio, no por eso debemos descuidar su preparación y procurar los recursos necesarios.
LA ORGANIZACIÓN
Normalmente, detrás de una institución como es el C.T.L., existe una asociación responsable de su funcionamiento, quien se encarga de los trámites, financiación, etc., aunque la gestión y la acción educativa corresponde al director del C.T.L. quien, bajo la supervisión de la asociación, cuenta con equipos para la organización y distribución de responsables:
- equipo de infraestructura: son las personas encargadas de la administración, secretaría, documentación, mantenimiento, etc., coordinado por un administrador;
- equipo de secciones y/o áreas: formado por Monitores-Educadores que se encargan de los objetivos, actividades, contacto con la familia y la comunidad, etc.
Aunque la educación no es organización, sin ella no es posible la acción educativa. Al preparar una etapa o un curso se tendrá que abordar también cómo se organizará el centro, qué servicios son necesarios y cómo tienen que funcionar.
LA EVALUACIÓN
Debemos medir la calidad del servicio, de los resultados, para mejorar la acción. Para ello habrá que evaluar periódicamente todo aquello que forma parte del conglomerado que supone la institución:
- local y equipamiento,
- educadores,
- objetivos,
- actividades, etc.
Para ello usaremos instrumentos como:
- las fichas de observación,
- las reuniones de equipo,
- las reuniones con niños/padres,
- los encuentros y jornadas,
- etc.
LA FINANCIACIÓN
Partimos del presupuesto de que el C.T.L. es una entidad de servicio público sin ánimo de lucro y que su actividad se dirige fundamentalmente a los sectores más desfavorecidos de la ciudad, por lo que estas familias nunca podrían asumir todo el coste de mantenimiento. De ahí que la asociación de la que dependa el Centro deba buscar los recursos financieros suficientes, primero de la Administración, por tratarse de un servicio que ésta debiera ofertar en los barrios más deprimidos; después buscando otras fuentes de ingresos:
- subvenciones o convenios con la Administración autonómica, provincial y local;
- aportaciones de fundaciones;
- donativos;
- campañas;
- bancos y cajas de ahorro;
- familias, socios, etc.
EL PRESUPUESTO
Tanto las partidas de gastos como de ingresos previstos deben reflejarse en el proyecto anual a fin de no llevarse sorpresas y contar de antemano con las posibles fuentes de financiación.
Muchos Clubs o Centros de Tiempo Libre nacieron a partir de experiencias de Colonias y Campamentos, creados al amparo de parroquias sobre todo, al objeto de continuar con la labor iniciada en éstas y que tenían continuidad a lo largo del año.
En un principio, en las Colonias y después en los Centros de Tiempo Libre, la educación en el tiempo libre se planteó unos objetivos de suplencia en algunos aspectos olvidados en el mundo escolar -expresión corporal, plástica, música, etc.-. Así nacían los «talleres» como actividad propia de las Colonias y Clubs.
ESTRUCTURA Y OBJETIVOS
El Centro de Tiempo Libre -C.T.L.- es una institución abierta, con sentido comunitario, generador de iniciativas. Se programa teniendo en cuenta a los niños, a los padres, al vecindario... dentro de una perspectiva sociocomunitaria y que va más allá de los usuarios directos. Se busca la implicación de niños, adultos y educadores en un programa de acción social donde el uso correcto del tiempo libre no es el único motivo de la existencia del Centro, sino que existen otros objetivos a tener en cuenta, tales como:
1. Darse a conocer como un servicio público
2. Recuperar la calle para los chavales
3. Humanizar el barrio
4. Aprovechamiento de los recursos del entorno
5. Integración de grupos marginales
6. Acercar el Centro a los chavales, y viceversa.
El C.T.L. es una entidad educativa, el marco donde niños, padres y Educadores comparten un proyecto educativo, donde todos son destinatarios y productores según su esfuerzo, participación y compromiso; cuya finalidad no es otra que crear ciudadanos más humanos, más felices:
- Educando a niños, niñas y jóvenes;
- potenciando las actitudes solidarias, críticas, comprometidas;
- trabajando por una sociedad más participativa y democrática;
- estando atentos a posibles carencias -económicas, sociales, afectivas...-;
- respetando los derechos humanos, el medio ambiente, la paz...
1. Darse a conocer:
El C.T.L. se constituye como un servicio público, ya sea financiado con recursos propios, subvenciones o convenios. Por lo tanto, se trata de un recurso a disposición de los ciudadanos, que deben conocer y utilizar. Deben saber, así mismo, que los Educadores, con su experiencia y vocación, ofrecen un modelo que ayuda a niños y jóvenes a desarrollarse plenamente.
2. Recuperar la calle para los chavales:
Hoy se ve la calle como un espacio de consumo, peligro y contaminación, carente de poder de socialización, con una fuerte carga de estigmatización, donde se comercializa con sustancias, personas y bienes en un ambiente marginal. Sin embargo es el lugar donde se dan cita niños y adultos, ya sea para el ocio, el juego o la diversión; aun a pesar de los inconvenientes que tiene para los más pequeños -escasez de parques y zonas de recreo, aglomeración urbanística, etc.-. La calle debe recuperar el ambiente festivo y lúdico, con sentido de gratuidad, donde la convivencia sea posible, sin conflictos y sin miedos.
3. Humanizar el barrio:
El entorno social donde nos solemos mover ha sufrido un rápido crecimiento humano y urbanístico, con viviendas reducidas, barreras arquitectónicas, con la pérdida cultural y la ausencia de tradiciones colectivas, problemas de integración, faltas de equipamiento, conductas conflictivas, tensiones en los barrios con deficiencias, etc. Por eso los Educadores deben aprovechar el tiempo libre para realizar actividades de asociación, de descubrimiento o de comunicación, aunque la «libertad» de ese «tercer tiempo» quede condicionada muchas veces por la sociedad de consumo, tan altamente potenciada por la televisión y otros medios de comunicación de masas.
Desde el C.T.L. el tiempo de ocio tiene unas posibilidades educativas que predispone a que sea un tiempo liberador que repercuta en la forma de vida de las personas, desarrollándose una nueva conciencia y distintos valores y actitudes:
- de interés y compromiso,
- de coherencia,
- de honradez y autenticidad,
- de capacidad para el compromiso,
- de respeto y tolerancia,
- de solidaridad...
A través de la educación que se desarrolla en el C.T.L. la persona crece, evoluciona y madura, desarrollando sus capacidades, asimilando sus experiencias, valorándose y aprendiendo a relacionarse con el medio que intenta transformar para que sea más humano y más habitable.
4. Aprovechamiento de los recursos del entorno:
La ciudad nos ofrece recursos a veces infrautilizados, cometiendo el error de generar otros nuevos por desconocimiento o en un afán de competitividad. No podemos vendar los ojos a los chavales, ofreciéndoles como única alternativa nuestro C.T.L. Educar en libertad significa poner a su alcance -informando, acompañando- todo el abanico de oportunidades a las que pueden acceder: pabellones deportivos, centros sociales y culturales, asociaciones, casas de juventud, centros de formación, ludotecas, oficinas de información, campamentos...
5. Integración de grupos marginales:
Es necesario abrir el C.T.L. a sectores de población infantil marginados y en barriadas donde más necesidades se hayan detectado. Habrá que ir a su encuentro cuando se autoexcluyen o desconocen el servicio. Son esos niños que tienen como ocupación principal pasar el día en la calle, situación ligada o consecuencia de la no escolarización y de dificultades familiares; problemática agravada a menudo por conductas asociales delictivas o predelictivas.
La educación en el tiempo libre en esos barrios «difíciles», en un primer momento, no puede seguir los modelos comunes. La acción pedagógica con los chavales mas desasistidos ha de transcurrir por las vías que le son propias, por la vía de sus intereses. Intereses que, evidentemente, no son innatos, sino fruto de los condicionamientos, pero que son reales y a veces el único motivo que es capaz de movilizarlos y hacerles participar.
Nuestra acción pedagógica podría centrarse en la intervención sobre su actividad habitual para introducir en ella elementos de contraste que le permitan un progresivo acceso a la autonomía respecto de aquello que les impone el modelo social -ídolos, publicidad, entorno...- Se trataría de ir poniendo a su alcance la organización y la gestión de aquello que quieren hacer; y ésto sólo se conseguirá con la acción pedagógica del Educador, quien le ayudará a crear el marco de referencia para la elaboración de los conflictos dentro del grupo y en el exterior, haciéndolo progresar hacia la integración.
6. Acercar el Centro a los chavales, y viceversa:
Existen niños que nunca acudirán a un Centro de Tiempo Libre porque creen que no es para ellos o «no va con ellos», prefiriendo estar en la calle con los compañeros. Un programa de acción en un barrio donde se vaya a crear un Centro debe tener en cuenta a estos otros chavales y ofrecer, al mismo tiempo, un servicio dirigido a ellos. Este plan de trabajo-acción debe seguir unos pasos bien delimitados y precisos:
1º Analizar la zona de actuación:
- Características sociales, urbanísticas...
- Recursos disponibles.
- Problemática detectada, carencias, necesidades...
2º Contacto con los chavales en su medio por parte de los Educadores de Calle:
- Acercamiento a los chavales que poseen dificultades o carencias.
- Aprovechar las posibilidades que ofrece la calle como recurso educativo alternativo.
3º Diálogo informal con los chavales. Ir conociendo sus demandas y recogerlas en el Diario o fichas:
- Relacionarse como una figura adulta positiva.
- Detectar intereses y necesidades.
- Sembrar inquietud, motivar, incidir en la resolución de conflictos.
- Favorecer procesos de socialización positiva.
4º Contacto personalizado con los chavales para:
- Conocer sus necesidades personales, dificultades...
- Que se sientan aceptados, escuchados.
- Aumentar su autoestima y autoconcepto.
5º Derivar sus propuestas -necesidades- hacia los recursos más apropiados, haciendo el Educador de intermediario entre el chaval y los recursos.
6º Seguir trabajando para que:
- La comunidad se sensibilice e implique más en la problemática de estos chavales.
- Los líderes de grupo y los agentes sociales apoyen la tarea del Educador.
LOS OBJETIVOS EDUCATIVOS
Los objetivos educativos tienen que ser alcanzables, determinándolos para cada edad, pero de manera coordinada con los de otras edades. En cada periodo o curso habrá que evaluarlos y realizar los ajustes oportunos.
Los «objetivos educativos» tienen como misión determinar con la máxima precisión posible la conducta a asumir por parte de los chavales después de un proceso educativo. Por ejemplo, y en cuanto a la convivencia:
- Que no resuelvan sus diferencias con peleas, sino con el diálogo.
- Que hablen sin insultar o gritando.
- Que respetan las cosas y las personas, etc.
En cuanto a la valoración personal:
- Que sepan expresarse con lenguaje oral o gestual.
- Que sepan valorar su propio esfuerzo y el de los demás.
- Que valoren la limpieza, la higiene y el orden.
- Que valoren lo que tienen y lo que son.
- Que acepten la crítica y la libertad personal.
En cuanto a la integración:
- Que conozcan el barrio y sus recursos y sepan utilizarlos.
- Que participen en las actividades del barrio.
- Que conozcan a las personas que trabajan por el barrio.
Para cada ámbito que queramos potenciar de la persona, formularemos tres o cuatros objetivos:
- Ámbito psicomotriz:
- hábitos,
- habilidades,
- destrezas.
- Ámbito intelectual:
- información,
- compresión,
- generalización.
- Ámbito afectivo:
- intereses,
- actitudes,
- valores.
LOS MONITORES Y EDUCADORES
Gente preparada, con experiencia y vocación por su labor es el mejor equipo humano para que el C.T.L. funcione con estabilidad. Es bueno contar con Educadores remunerados junto con otros voluntarios que se plantean una dedicación durante una etapa concreta y que se beneficiarán de la acción formativa de los más veteranos. En el propio barrio podemos captar jóvenes entusiastas que, tras un periodo de formación, dediquen parte de su tiempo libre a trabajar en un proyecto común. Los voluntarios, profesionales y colaboradores pondrán en común sus experiencias, ideas y proyectos: se aprende participando.
EL MODELO DE CENTRO
Será importante hacer una definición del modelo institucional en el que desarrollamos nuestra actividad, y que contemplará los siguientes aspectos:
- Funciones del Centro.
- Funcionamiento del Centro: talleres, secciones, grupos...
- Días y horas de funcionamiento.
- Estructura del calendario mensual, trimestral o anual.
- Formas de participación: socios, actividades abiertas, secciones...
- Destinatarios y características: edad, formas de admisión, límites.
LAS CONDICIONES DE TRABAJO
Estas condiciones van a estar regidas por las posibilidades presupuestarias, la disponibilidad de locales y el equipamiento; pero el factor quizá más importante el equipo humano, los Monitores y Educadores disponibles, su posible dedicación, su experiencia, etc.
La normativa vigente y la burocracia también van a condicionar la marcha del Centro:
- en cuanto a su legalización;
- en cuanto a las subvenciones -proyectos, memorias, justificaciones...-;
- en cuanto a salidas, viajes, campamentos, etc.;
- en cuanto a otros posibles aspectos -sanitarios, permisos, seguros...-.
LAS ACTIVIDADES
Las actividades susceptibles de ser integradas en el proyecto del C.T.L. son todas aquellas que el joven realiza en su tiempo libre u otras que puedan responder a sus intereses o aficiones: de expresión, culturales, deportivas, sociales, de naturaleza, aventura, comunicación, etc. Aunque la actividad no es un fin en sí mismo, sino un medio, no por eso debemos descuidar su preparación y procurar los recursos necesarios.
LA ORGANIZACIÓN
Normalmente, detrás de una institución como es el C.T.L., existe una asociación responsable de su funcionamiento, quien se encarga de los trámites, financiación, etc., aunque la gestión y la acción educativa corresponde al director del C.T.L. quien, bajo la supervisión de la asociación, cuenta con equipos para la organización y distribución de responsables:
- equipo de infraestructura: son las personas encargadas de la administración, secretaría, documentación, mantenimiento, etc., coordinado por un administrador;
- equipo de secciones y/o áreas: formado por Monitores-Educadores que se encargan de los objetivos, actividades, contacto con la familia y la comunidad, etc.
Aunque la educación no es organización, sin ella no es posible la acción educativa. Al preparar una etapa o un curso se tendrá que abordar también cómo se organizará el centro, qué servicios son necesarios y cómo tienen que funcionar.
LA EVALUACIÓN
Debemos medir la calidad del servicio, de los resultados, para mejorar la acción. Para ello habrá que evaluar periódicamente todo aquello que forma parte del conglomerado que supone la institución:
- local y equipamiento,
- educadores,
- objetivos,
- actividades, etc.
Para ello usaremos instrumentos como:
- las fichas de observación,
- las reuniones de equipo,
- las reuniones con niños/padres,
- los encuentros y jornadas,
- etc.
LA FINANCIACIÓN
Partimos del presupuesto de que el C.T.L. es una entidad de servicio público sin ánimo de lucro y que su actividad se dirige fundamentalmente a los sectores más desfavorecidos de la ciudad, por lo que estas familias nunca podrían asumir todo el coste de mantenimiento. De ahí que la asociación de la que dependa el Centro deba buscar los recursos financieros suficientes, primero de la Administración, por tratarse de un servicio que ésta debiera ofertar en los barrios más deprimidos; después buscando otras fuentes de ingresos:
- subvenciones o convenios con la Administración autonómica, provincial y local;
- aportaciones de fundaciones;
- donativos;
- campañas;
- bancos y cajas de ahorro;
- familias, socios, etc.
EL PRESUPUESTO
Tanto las partidas de gastos como de ingresos previstos deben reflejarse en el proyecto anual a fin de no llevarse sorpresas y contar de antemano con las posibles fuentes de financiación.